Gemma
Pellicer (Barcelona, 1972) es licenciada en Filología Hispánica y Periodismo
por la Universidad Autónoma de Barcelona. Trabaja como editora de textos
de ficción y cultiva la crítica literaria en la revista Quimera. Escribe
microrrelatos, cuentos y aforismos, piezas que han aparecido recogidas en antologías como Mar
de pirañas. Nuevas voces del microrrelato español (Menoscuarto, Palencia,
2012), en edición de Fernando Valls; La música de las sirenas (Consejo
Editorial de la Administración Pública Estatal, Toluca, México, 2013), al
cuidado de Javier Perucho;o Aforistas españoles vivos (Libros
al Albur, Sevilla, 2015), de José Luis Herrera. Además, es
corresponsable de la antología Siglo XXI. Los nuevos nombres
del cuento español actual(Menoscuarto, Palencia, 2010). Tiene un libro
de narrativa breve en su haber, La danza de las horas (Eclipsados,
Zaragoza, 2012). Maleza viva (Jekyll & Jill, Zaragoza,
2016) acaba de ver la luz.
Reseña
de Maleza Viva:
ENTREVISTA
IDR. ¿Cuáles
fueron tus inicios en el mundo de la escritura?
GP. Fueron,
creo, bastante comunes. Fui una niña lectora a la que le gustaba más leer que
jugar. Leía lo que caía en mis manos: novelas, tebeos y cuentos de autores
clásicos y juveniles. A los 9 años empecé a escribir un diario, lo que no era
nada extraño entre los jóvenes de principios de los ochenta. A los 12 años
empecé a fantasear con la idea de escribir y a esbozar pequeños cuentos, que
regalaba a mi abuela con algún dibujo que lo ilustrara.
IDR. ¿Qué
eres antes: lectora o escritora?
GP. Lectora.
La lectura es el verdadero (y más firme) camino para llegar a poder escribir
algo decente. Y para desarrollar, dotándola de profundidad y alcance, tu
imaginación. Estoy convencida de ello.
IDR. ¿Quién
te inició en el mundo de la lectura?
GP. Mi
abuela nos contaba cuentos o historias a mis hermanas y a mí cuando nos
acostábamos. En casa la lectura habitual de los mayores era, básicamente, de
periódicos. Pero también recuerdo a mi padre encerrándose en su despacho a
trabajar. Lo que consistía en emborronar muchos papeles, mientras fumaba un
cigarrillo tras otro. Esos momentos los recuerdo con mucha nitidez. Escritura y
lectura fueron siempre de la mano.
IDR. ¿Cuáles
son tus primeros recuerdos relacionados con libros?
GP. La
primera biblioteca que descubrí como tal, en el sentido de estar formada por un
montón de libros puestos a mi alcance, fue la de mi escuela. Habían erigido una
casita en mitad del patio del colegio para tal cometido, y yo era feliz.
Recuerdo cómo, a partir de cierto momento, dejamos de leer en clase todos los
viernes para desplazarnos hasta la biblioteca a leer en voz baja lo que nos
diera la gana durante una hora entera. A mí, esa hora, se me pasaba volando.
También recuerdo la colección de tebeos y cuentos infantiles que había en casa
de mis abuelos maternos. Y la biblioteca enorme con libros para mayores en casa
de los paternos.
IDR. Tus
primeros pinitos como escritora, ¿qué recuerdas de ellos? ¿Conservas algún
escrito?
GP. Conservo
algunos escritos de juventud. Recuerdo cómo, a partir de cierto momento, me
entretenía más escribiendo historias que dibujándolas. Y que en esa actividad
de tirar del hilo de la narración se me abría todo un mundo de posibilidades.
Años después, me regalaron una libreta verde de tapas duras y en ella escribí
mis primeros poemas. Un día, sin embargo, la abandoné de golpe, porque no veía
que la escritura me condujera a ningún sitio. Sólo más tarde entendí que el
oficio de escribir consistía en eso precisamente: en hacerlo sin la certeza de
poder llegar siempre a buen puerto. O adonde te hubieras propuesto llegar. La
escritura te sacaba de tus casillas. Ésa era su principal virtud. Pero yo era
demasiado joven para entenderlo y la abandoné un día, aunque continué leyendo.
IDR. ¿Qué
te llevó a buscar editorial? ¿Cómo fue tu experiencia?
GP. Mi
experiencia le debe mucho al blog, que mantengo más o menos actualizado desde
febrero del 2006; veo ahora que justo ha cumplido 10 años. Escribir y publicar
en la bitácora primero y, sólo meses después, empezar a recibir la atención y
comentarios de los primeros lectores, me empujó a buscar editorial y a sentir
la necesidad de publicar en papel; a alimentar esa ilusión.
IDR. Para
aquellos que busquen casa para su manuscrito, ¿podrías darles algunos consejos?
GP. Que
sean muy pacientes, pues a la hora de publicar las prisas no son buenas.
Tampoco hay necesidad de precipitarse, dado que cuanto más oficio tengan, mejor
podrán abrirse camino, con mayor seguridad. La escritura es una carrera de fondo.
Y nunca es demasiado tarde si lo escrito tiene calidad.
IDR. Maleza
viva es una antología de microrrelatos y, a la vez, un poemario. ¿Cómo
se te ocurrió crear un libro así? ¿De dónde surgió la chispa?
GP. Yo
lo encuadraría más bien dentro del género del microrrelato, puestos a buscarle
una filiación, aunque es cierto que algunas de sus piezas podrían leerse como
poemas en prosa. Me gusta esa hibridez. Siempre me ha gustado que la literatura
pueda abarcar, y significar a un tiempo, muchas cosas y, en especial, ese
eclecticismo que permite el microrrelato, pues da cabida a géneros tan dispares
como la fábula, el ensayo, el aforismo, la carta, el diario, las memorias, la
narración breve, el poema en prosa y más. Aunque suene paradójico, el
microrrelato resulta casi tan versátil como una novela.
IDR. Jekyll
& Jill es una editorial independiente que cuida al detalle todos sus
libros, mimándolos a lo largo de todo el proceso, ¿cómo es la experiencia de
trabajar con ellos y ser autora de un sello así?
GP. Estoy
muy contenta con el trabajo que han hecho mis editores. Conocía su trayectoria
y pensé que a un libro de microrrelatos como éste, fronterizo por
así decir, le iba a favorecer publicar en un sello semejante, que ha destacado
siempre por sus apuestas arriesgadas.
IDR. Hay
escritores que dicen que les es más sencillo escribir novela que relato o
poesía, y otros a los que les ocurre al revés. Además, existe el mito de que la
novela es más complicada, o que un escritor empieza con poesía o relato para
culminar con novela. ¿Tú qué crees? ¿Qué fue primero: el huevo o la gallina?
GP. No
puedo opinar con conocimiento de causa, pues de momento sólo he cultivado la
literatura breve (aforismos, microrrelatos y cuentos), aunque sospecho que cada
género te pide y exige cosas distintas como escritor. A favor de la narrativa
breve, de la que sí puedo hablar, diría que, más allá de las apariencias, la
brevedad bien entendida también es un grado.
IDR. Entre
los microrrelatos, poemas y aforismos que componen el libro, podemos sentir
cierta ironía hacia la vida y la sociedad que nos rodea, además de una
contemplación profunda hacia la naturaleza y la mente/emociones humanas. ¿En
qué te inspirabas y qué querías transmitir al lector? ¿Crees que lo has
conseguido?
GP. Es
cierto que varias piezas ponen de manifiesto una determinada crítica social al
cuestionar abiertamente algunos de los valores más celebrados de nuestra
civilización: pienso, por ejemplo, en la devoción actual por la tecnología, o
el apoyo acrítico al capitalismo más feroz, mientras las personas enferman a
diario de forma creciente. Frente a esta deshumanización cada vez mayor, la
vuelta a la naturaleza se presenta aquí, de algún modo, como la recuperación de
un locus amoenus salvífico, donde los ciclos naturales se
cumplen al margen del influjo pernicioso del hombre; capaz de sanarlo, por
tanto, del desequilibrio continuo que genera.
IDR. Maleza
viva no es un libro fácil de colocar hoy en día en las estanterías,
pues está dirigido a un público muy concreto, ¿cómo están reaccionando los
lectores? ¿Y los libreros?
GP. Creo
que muy bien, por fortuna. El libro salió a mediados de enero y he visto que
está en las principales librerías. Al margen de a quién pueda acabar
interesando, Maleza viva aspira a seducir al público lector
más amplio posible.
IDR. ¿Cómo
estáis encarando el tema de la promoción? ¿Qué tal funcionan los canales
tradicionales? ¿Y las redes sociales? ¿Hasta dónde llega el papel del autor en
esta tarea tan importante para la visibilidad de un nuevo libro en un panorama
inundado de títulos?
GP. En
relación con los canales tradicionales, y pienso sobre todo en la prensa
escrita, a veces parece como si dispusieran de menos libertad a la hora de
ocuparse de un libro poco obvio, aunque a ellos les lleguen los ejemplares con
preferencia. De modo que ya sólo queda esperar su reacción, en caso de
producirse. En cuanto a los alternativos, como bitácoras y redes sociales, dada
su mayor inmediatez, acostumbran a hacer más ruido que la prensa cultural, sin
que unos y otros sean en absoluto incompatibles; antes bien, creo que se
complementan entre sí. Sea como fuere, la apuesta por la prensa cultural es
siempre a largo plazo. Una vez escrito el libro, el autor debe ayudar a que
éste se difunda lo mejor posible. Aunque, lo importante, al fin y a la postre,
no nos engañemos, sea la calidad de lo publicado.
IDR. ¿Cuánto
de Gemma hay en tus historias y poemas?
GP. Las
piezas que reúne el libro son producto de la imaginación, aunque también
aparezcan en él personajes e historias reales, y aun otros que son arquetipos,
como el hombre cautivo, el hombre libre o la figura del tentetieso. En
definitiva, hay vida e invención entremezcladas en la recreación ficticia de
experiencias vividas. Hacia el final del libro, por ejemplo, aparece un
narrador femenino en primera persona cuya voz es netamente impostada, aunque
finja confundirse o identificarse con el autor para lograr una mayor cercanía y
un efecto de realidad; pero no deja de ser un recurso más. La literatura es un
baile de disfraces.
IDR. ¿Cómo
te organizas a la hora de escribir?
GP. En
realidad, todo depende de que pueda disponer de un entorno adecuado que
propicie la escritura, es decir, de tranquilidad y tiempo libre por delante.
IDR. ¿Tienes
algún método?
GP. Escribo
cuando la idea ha germinado lo bastante como para poder arraigar, crecer y
desarrollarse con firmeza sobre el papel.
IDR. ¿Algún
nuevo proyecto del que nos puedas hablar?
GP. Tengo
escrito un puñado de cuentos (a caballo entre el microrrelato
y el cuento literario moderno, de varias páginas de extensión).
IDR. ¿Cuál
crees que es el papel del autor en la sociedad actual?
GP. Creo
que el de cualquier época: contar los males de la sociedad, que acostumbran a
ser abundantes y muy variados…
IDR. ¿Qué
es lo que te llama la atención de un libro? ¿Y qué te tira para atrás?
GP. La
belleza de su propuesta, la ambición o complejidad y el acierto de su
escritura. Y la pretensión y la oquedad –cuando se presenta- de la palabra
escrita.
IDR. ¿Qué
estás leyendo actualmente?
GP. Ahora
mismo estoy acabando de leer el libro-libreta tituladoÚltimas noticias de la
escritura, de Sergio Chejfec, un ensayo acerca de la permeabilidad
existente entre la escritura material o física, manuscrita e
impresa, por un lado, y la llamadadigital, por otro, habida cuenta de
que esta última se propone emular la primera; más allá de su naturaleza
aparentemente inestable o inmaterial. Y he empezado a leer la última novela de
Pilar Adón, Las efímeras, que me está interesando mucho.
IDR. ¿Nos
recomiendas algún título?
GP. Esos
dos, por ejemplo. O los que voy reseñando en la revista Quimera. Te
enumero unos pocos: Whisna, el jardín de las luces, de Juan José
Flores; Materia oscura, de Ángel Zapata; Orquesta de
desaparecidos, de Francisco Javier Irazoki; la poesía de Eloy Sánchez
Rosillo; La pecera, de Juan Gracia Armendáriz; Malas
palabras, de Cristina Morales; La habitación de Nona, de
Cristina Fernández Cubas; Los desayunos del café Borenes, de Luis
Mateo Díez;El comensal, de Gabriela Ybarra; Ni puedo ni
quiero, de Lydia Davis; junto con sus Cuentos completos; Técnicas
de iluminación, de Eloy Tizón…
IDR. Muchas
gracias por concederme este ratito.
GP. Gracias
a ti por la invitación.
Puedes
conseguir cualquiera de los títulos que aparecen en este artículo en nuestra
librería y en nuestra web:
¿Quieres
leer más reseñas y entrevistas?
Isabel
del Río
Marzo
del 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario