Paz
Castelló (Alicante, 1970). Licenciada en Derecho, cuenta con una dilatada
carrera profesional en el sector de la comunicación. Ha trabajado para la
Cadena SER, Onda Cero, Ràdio 9, así como para instituciones públicas y empresas
privadas como Responsable de Prensa y Relaciones Externas.
Escribe
desde niña. En 2009 decidió publicar sus textos a través de su web www.pazcastello.com. A
partir de ese momento, sus letras llegaron a todos los rincones del mundo,
convirtiéndose en virales.
Actualmente
compagina la escritura con su trabajo en el sector de la comunicación. Su
primera novela, La muerte del 9, se
publicó en 2013.
ENTREVISTA
¿Quién te inició en el mundo de los libros?
El
primer recuerdo que tengo, ligado a los libros, es el de ir de la mano de mi
padre por un rastro de antigüedades y comprar un libro. Yo debía tener unos
seis años. Aún conservo ese libro. Fui una niña introvertida y me gustaban las
bibliotecas, así que supongo que desde siempre el mundo de los libros ha sido
mi hábitat natural.
¿Puedes nombrar algún título que recuerdes
de tu infancia con especial cariño?
Aquel
libro que me compró mi padre en el rastro a principios de los años 70. Su título es Lecturas de Oro, editado en 1944 por Editorial Escuela Española,
por entonces ya era una antigüedad, imagínate hoy. Después vinieron otros
muchos, por ejemplo los libros de poemas de Gloria Fuertes, El Principito o Viento del Este, viento del Oeste,
de la Premio Nobel, Pearl S. Buck, que leí a los 12 años.
¿Cuándo empezaste a escribir? ¿Cómo
decidiste que querías ser escritora?
Tengo
conciencia de escribir desde siempre. Empecé escribiendo diarios con 8 o 9
años. Con 12 escribí, de mi puño y letra, mi primer libro de poemas. Me inicié
primero en la poesía y después en los relatos cortos. La primera novela la
escribí en 2009.
En
realidad no creo que yo decidiera ser escritora, sencillamente nací siéndolo.
Otra cosa distinta es decidir profesionalizar esta faceta, por decirlo de
alguna manera. Eso se produjo como consecuencia de la crisis que atravesó este
país en 2009. Transformé mi página de servicios profesionales de comunicación
en un blog literario. A partir de ahí, la magia de internet hizo el resto.
Hasta hoy.
No sé
si tengo método. Más que tener un método, soy metódica para el trabajo, no para
la creatividad. Cada novela la comienzo con una idea general del argumento,
pero cada detalle, cada personaje, cada escena, surge día a día. Dejo que la
historia evolucione y fluya, no está predeterminada sino viva.
Eso sí,
necesito escribir todos los días, a ser posible con el mismo horario y en
silencio absoluto. Es algo así como un estado de trance.
¿Puedes decirnos por qué y cómo decides el
tipo de personajes, el protagonista y la voz narrativa? ¿Qué te aportan y dónde
te restringen?
Depende
de la historia que quiera contar en cada momento. Mis personajes son muy
libres. Como creadora no me permito juzgarlos. Creo que eso los castraría y
perderían autenticidad. De alguna manera todos son parte de mí, los bondadosos
y los perversos. Soy tremendamente observadora. Vivo fijándome en las personas,
sus gestos, sus reacciones, sus sentimientos… Me ayuda mucho recoger en mis
personajes las realidades de otras personas. Eso también me enriquece, no sólo
como escritora, sino también como persona. Este ejercicio de observación y
comprensión de determinadas formas de pensar y actuar, sin juzgar, me ha
enseñado a ser más tolerante y empática en la vida.
¿De dónde y por qué surgió la idea de Mi nombre escrito en la puerta de un váter?
Surgió
de mi propia experiencia como escritora, de mi frustración durante ocho años
dedicándome a escribir y sin apenas oportunidades para publicar por ser
desconocida para el gran público. Sin embargo, mientras yo tocaba las puertas
de las editoriales importantes de este país sin resultados positivos, los
famosos de la televisión publicaban casi con obscenidad. Eso me hizo plantearme
la historia de Mauro, que no es más que la voz de los escritores sin voz.
El lector se sorprende ante el giro brusco
que hay entre la primera y la segunda parte. ¿Cuál es el motivo? ¿Qué te ha
permitido jugar con este golpe de efecto y cambio de registro?
Me
gusta sorprender a los lectores porque cuando soy yo la lectora quiero que me
sorprendan. Por eso aposté por este golpe de efecto a mitad de la novela.
Además, al estructurar la novela en dos partes, con dos puntos de vista
distintos de la misma historia, me ha permitido contar una misma realidad desde
dos percepciones distintas. La vida no es plana, los hechos tienen tantas
versiones como personas que los perciben.
Los personajes de la novela son magnéticos
y muy realistas, caras que podemos reconocer entre la gente que vemos en
nuestro día a día. ¿Cuánto de Mauro hay en Paz? ¿Y el resto de personajes? ¿De
dónde sacas la inspiración para tus personajes y su voz?
El
sentimiento de frustración de Mauro es todo mío. De hecho quise que la vida
personal de Mauro fuera totalmente diferente a la mía para evitar que el
personaje se mimetizara al cien por cien conmigo. Pero la novela habla de la
amargura que sufre un escritor cuando es ignorado. Eso lo he vivido yo en
primera persona y es lo que quise que Mauro contara por mí.
El
resto de personajes son fruto de la observación. La vida real está llena de
personajes de novela.
Prostitutas, presentadores de televisión,
libreros, loros maleducados, madres sacrificadas… Un retrato de nuestra
sociedad actual en un buen abanico de variables posibles. ¿Cuál sería el
mensaje de fondo de tu novela?
El
mensaje de fondo es que los sueños se cumplen y que el amor es la fuerza que
mueve el mundo. En realidad la novela es una gran historia de amor. Todas las
decisiones que toma Mauro son motivadas por el amor, bien a la literatura, bien
a Cristina y a Olvido.
¿Qué crees que debe aportar la literatura a
un lector? ¿Y a la sociedad?
Creo
que debe aportar lo que el lector esté buscando. Quiero decir que, si un lector
pretende distraerse, sin más, la historia debe cumplir su cometido. Si busca
algo más profundo, también debe poder encontrar libros que le satisfagan. Hay
literatura para cada lector y para cada momento, pero siempre dentro de unos
criterios de calidad. La literatura es una forma de expresión artística y el
arte está para hacer un poco más agradable nuestras vidas.
¿Cuál es el papel del escritor en la
actualidad? ¿Y la del editor?
El
papel del escritor en la actualidad es el mismo que el que ha sido siempre:
crear. Es nuestra grata condena. Todo el
que escriba entenderá qué quiero decir con esto. No podemos dejar de hacerlo.
Con
respecto al editor, creo que el sector editorial debería reflexionar acerca de
qué es lo que quiere, hacia dónde va y qué está ocurriendo en este país con
respecto a lo que se publica y se comercializa. La literatura no debería
tratarse como un producto cualquiera. Siempre digo que se debería convertir a
los escritores de verdad en productos, y no a los productos televisivos y
mediáticos en escritores, porque lo primero es posible y rentable, lo segundo
es vender una mentira.
¿Qué es más difícil: publicar o llegar al
lector?
Sin
duda publicar. Yo llegué a mis lectores mucho antes de publicar.
Afortunadamente, vivimos en la era de Internet y hay muchas formas de llegar a
los lectores. Publicar en España es una tarea muy complicada si tu única carta
de presentación es tu trabajo y tu talento. Lamento decirlo pero es la
realidad.
Sería
injusto nombrar uno sólo. Siempre digo que mi autor preferido es el del último
libro que me he leído, porque todos me aportan algo nuevo, incluso los que no
me han gustado.
¿Qué géneros lees?
Fundamentalmente
thriller, aunque si la historia es buena y está bien contada, no me cierro a
ningún género.
¿Nos puedes recomendar algún título?
Ahora
estoy leyendo El objetivo del crimen,
de Xulio Ricardo Trigo, y me está gustando muchísimo.
Link a la reseña de Mi nombre escrito en la puerta de un váter:
Isabel del Río, Marzo 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario