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miércoles, 12 de febrero de 2020

Reseña de “Ese Verano a Oscuras”, de Mariana Enríquez



TÍTULO: Ese Verano a Oscuras
AUTOR: Mariana Enríquez
ARTE: Helia Toledo
EDITORIAL: Páginas de Espuma

SINOPSIS
Un calor que no da tregua. Una noche cuya oscuridad se alarga. La adolescencia y su rebeldía y las primeras experiencias. «No había mucho más que hacer ese verano», leemos. A partir de ahí, una enorme historia que se abre a tantas posibilidades como lecturas: crisis y memoria de una dictadura, incógnitas e inquietudes, desencanto y búsqueda. Personajes que se ahogan y dudan. Asesinos en serie, lo siniestro y la enfermedad. Música y consecuencias.

OPINIÓN
¿Quién no ha pasado un verano huyendo del calor? Al menos yo, en Barcelona, escapaba como las protagonistas del libro y recuerdo refugiarme en la escalera, porque era más fresca y en casa no teníamos ventilador. Recuerdo también que, en la casa del pueblo, buscando sombra para cubrirnos del ardor seco al mediodía, los amigos nos juntábamos para meternos miedo unos a otros, como si eso fuera a refrescarnos o a alejarnos de nuestros problemas diarios.
En Ese Verano a Oscuras, Enríquez nos muestra la vida de dos jóvenes en una época convulsa, en un lugar y momento en que todo es decadencia y escasez, donde los cortes de luz son el pan de cada día pero la vida sigue y, para entretenerse, ellas coquetean con la muerte y con los relatos de asesinos en serie de un librito que consiguieron de intercambio.
«... no entendían que a Virginia y a mí nos gustaba otro tipo de infierno, un infierno irreal y ruidoso, uno de máscaras y motosierras, de pentagramas pintados con sangre en la pared y cabezas guardadas en la heladera.»
La narradora es una de esas dos jóvenes que, en una especie de diario, nos narra su día a día y la vida de la calle, del edificio y de dentro de las casas, lo que se dice y lo que ellas piensan: de las familias, de la falta de trabajo, del gobierno, la policía, la homosexualidad, el asesinato...
Una historia oscura y mundana, realista hasta el extremo de llevarte a preguntar qué sucede de verdad en tu propia escalera y con quién te puedes cruzar en el rellano. Una crítica a la sociedad desde el punto de vista de dos adolescentes que se preocupan por su pelo y sus uñas, mientras fantasean con los asesinos de su libro y tienen pesadillas con el mundo que las rodea.
«Yo no la vi colgada de la ventana. Con el tiempo, tanta gente juraba haberla visto, muy quieta, la cara contra el edificio, y las piernas separadas en el aire...»
Un relato recomendado tanto a los amantes de la narrativa breve como de la novela; para aquellos que quieran descubrir a Mariana Enríquez y para quien ya la conozca y desee ahondar más en ella; para quiénes les guste la crítica y no teman dosis altas de realismo; para los que disfruten de un buen ilustrado para adultos.

Isabel del Río, Noviembre 2019

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