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lunes, 15 de julio de 2019

Reseña de EL JARDÍN DEL EDÉN y entrevista a Araceli Chiquilla Mesa

TÍTULO: El Jardín del Edén
AUTOR: Araceli Chiquilla Mesa
EDITORIAL: Ediciones El Transbordador

SINOPSIS
Año 2007. En El Jardín del Edén, una finca situada en un pueblo cerca de Madrid, la policía encuentra los cadáveres de una joven pareja. Aunque el caso se cierra como un envenenamiento accidental, Esteban, el forense que realiza las autopsias, intuye que hay algo más.
Una historia que bebe de la ciencia ficción de los años 50 y en la que se libra una lucha desigual y solitaria contra una amenaza letal, un enemigo invisible para la mayor parte de la humanidad.

OPINIÓN
Araceli Chiquilla Mesa es una autora catalana que se estrena con su primera novela, El Jardín del Edén, publicada con Ediciones El Transbordador.
Cuando su editora me llamó para presentarme la novedad, sus palabras llamaron mi atención: «Te va a encantar», dijo, «es una novela de Terror Botánico». Como ya sabéis soy fitoterapeuta y me apasiona el mundo de las plantas —sobra decir que me marcaron las Monstruo Plantas—, por lo que me entraron ganas de sopesar el libro y conocer a su autora.
Estamos ante una novela corta y muy rápida de leer, que mezcla misterio, drama, thriller y terror en igual medida. La psique del protagonista es el centro de la historia, haciéndonos dudar de si la trama se desarrolla en su mente o en la realidad que lo rodea.
Todo empieza con dos muertes aparentemente accidentales en unos terrenos de naturaleza exuberante y salvaje, repleta de ejemplares venenosos. El forense al cargo —que resultará ser el protagonista y héroe de la historia— será el único que se pregunte si realmente fue un accidente e inicie sus pesquisas.  
Su autora nos presenta un misterio bien trazado, un personaje que se desarrolla a través de la calamidad y un terror donde los monstruos son aquello que creemos inofensivo, pero también destila crítica entre líneas, porque ¿quién es el malo, el monstruo o quien lo engendró?
Araceli ya forma parte de nuestro club de lectura en La Font de Mimir, pero antes de conocerla tuvimos la oportunidad de leer su novela y escucharla durante la presentación, y las dudas y comentarios que surgieron mostraron que, a pesar de ser un libro de apenas 114 páginas, da lugar a distintas visiones del mismo.
El final —tranquilos que no hago spoilers— da lugar a polémica. En mi caso, disfruto de este tipo de conclusiones que dejan pensar al lector, pero muchos prefieren las cosas atadas y explicadas. Todos los caminos se cierran y su autora nos muestra hacia dónde se precipita la acción, pero es nuestro trabajo decidir quién ganará la batalla y si realmente había batalla que luchar.
Un buen pistoletazo de salida para una carrera literaria que espero nos dé muchas sorpresas.

ENTREVISTA
¿Quién es Araceli Chiquilla Mesa?
Soy una mujer de cincuenta y nueve años, nacida en Barcelona, que después de vivir mucho tiempo en un pueblecito del prepirineo leridano, ha vuelto a instalarse en su ciudad natal con muchas ganas de meterse de lleno en la aventura de escribir y publicar.

¿Cuáles fueron tus inicios en el mundo de los libros y quién te empujó a él?
Mi relación con los libros se remonta a mi infancia. Siempre me ha gustado leer y el día de Reyes nunca faltaban los libros entre los regalos. Recuerdo con especial cariño una colección de cuentos de diferentes culturas y zonas del mundo, de la Editorial Molino, que aún conservo.

¿Cuál es el primer libro que recuerdas que te marcara especialmente?
El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry.

¿Cuándo empezaste a escribir y por qué?
Empecé en la adolescencia. Escribía poesías sólo para mí que me servían para dar rienda suelta a mis emociones y vivencias. La escritura en verso nunca en prosa  fue durante muchos años mi vehículo natural de expresión.    

Esta es tu primera novela publicada, ¿cómo ha sido la experiencia con la editorial y con los lectores? ¿Te lo esperabas? ¿Qué le dirías a un escritor novel que esté buscando editorial?
La experiencia con la editorial ha sido muy grata. Se han ocupado de todo con mucho mimo y profesionalidad. Estoy muy contenta de que Ediciones El Transbordador haya apostado por mi novela porque, aunque sea una editorial pequeña, sé que va a más, goza de un creciente prestigio y es sinónimo de calidad y buen hacer. También me hace especial ilusión que sea una editorial Malagueña,  porque toda mi familia viene de allí.
Respecto a los lectores, es una sensación muy gratificante saber que a la gente le interesa algo que has escrito. Algo que has gestado en soledad durante mucho tiempo y que, cuando empiezas en esto, tienes muchas dudas sobre si puede gustar o no. Por ahora, las reseñas que han aparecido y los comentarios que me han llegado, son muy entusiasmas y favorables. Que alguien te diga: “Me ha encantado” o “me ha enganchado por completo” no tiene precio y te anima a seguir escribiendo con más ganas aún.
A un escritor novel que está buscando editorial le aconsejaría que no empiece con editoriales grandes, porque es mucho más difícil que su intento llegue a buen puerto y, sobre todo, que se informe bien sobre aquellas donde puede encajar mejor su manuscrito. Hay muchísimas editoriales, con intereses muy diferentes y, afortunadamente, en internet se puede encontrar mucha información sobre todo ello. También es importante seguir las pautas  indicadas para el envío de originales. Aunque parezca poco importante, puede ser la diferencia entre que lleguen a leer el texto o lo desechen sin mirarlo siquiera. 

Como autora y lectora, ¿qué crees que mantiene enganchado a un lector y qué crees que lo espanta? ¿Qué te motiva a ti a seguir leyendo?
Es difícil hablar en general, porque no hay dos personas iguales en el mundo afortunadamente y con un libro pasa como con un cuadro: lo que para uno es una obra de arte, al otro le deja indiferente o no le gusta en absoluto. Pero, al margen de la mayor o menor calidad literaria de la obra que es otro aspecto muy distinto y que genera eternas controversias, tienes que captar su interés y ser capaz de sostenerlo a lo largo de la mayoría de sus páginas, llevarlo a tu terreno, emplear el lenguaje más adecuado para los personajes  y su marco temporal huyendo siempre de la pomposidad y el exceso de retórica y dejarlo participar de la historia.  Al margen de todo esto, depende en gran medida, de los intereses del lector y de lo que busca al abrir ese libro.  
A mí, en particular, me interesa que el texto me haga reflexionar, que me emocione y me aporte algo, más que la pura diversión y entretenimiento. No entiendo la literatura como un mero ejercicio estético o como simple evasión aunque sea lícito, por supuesto sino como enriquecimiento personal. También me gusta que la historia esté bien construida y que no haya demasiada violencia gratuita.

¿Tienes un método de escritura? ¿En qué te inspiras?
Lo cierto es que no. Intento escribir cada día, como aconsejan los manuales y muchos escritores, pero me cuesta mantener un ritmo y un horario. Soy mucho más visceral que metódica y alterno períodos de gran actividad con otros bajo mínimos.  Lo que sí hago es reescribir mucho.  Hoy por hoy, me encuentro más cómoda en el cuento y el relato que en una novela extensa y eso exige mucha contención y eliminar todo lo que no es imprescindible para la historia. Siempre hay cosas que mejorar y me cuesta dar un texto por acabado.
La inspiración viene de muchos sitios: sueños —como en el caso de esta novela, noticias o artículos del periódico, experiencias vividas propias o ajenas, escenas que ves por la calle o cuando vas en el metro, o ideas que se te ocurren sin saber cómo o por qué.

Botánica, ciencia forense, pilotaje de avionetas… ¿Cómo fue la documentación?
La parte referente a las plantas y a la ciencia forense fueron relativamente fáciles, porque son temas que me interesan en especial, la botánica y he leído bastante.
 No puedo decir lo mismo sobre el manejo de una avioneta, ya que no tenía ni la más mínima noción. Por suerte, con internet y tiempo por delante, pude obtener la información que necesitaba para dar verosimilitud a la historia.

El Jardín del Edén ha sido clasificada como novela de Terror Botánico, ¿qué opinas de ello? ¿Eras consciente de estar escribiendo una novela de género? ¿De las emociones y pensamientos que iba a suscitar tu obra?
Lo cierto es que no. Uno escribe para sí mismo, en cierta manera, sin pensar cómo lo vivirán los demás. En ciertos momentos, la historia parece tener vida propia y casi te limitas a seguirla y ver hacia donde te lleva. Me cuesta clasificarla como obra de Terror, aunque si me paro a pensar, tiene escenas muy intensas digámoslo así. Quizá es que la conoces tan bien, la tienes tan interiorizada, que no te sobresalta como a quien la lee por primera vez. Es muy interesante y enriquecedor ver cómo la  gente interpreta y vive lo que has escrito y como a diferentes personas les impactan más unos párrafos que otros, en función de sus características y vivencias.

En tu novela, las plantas tienen parte de culpa del terror que se desata, pero también la religión y el egoísmo humano, ¿qué tratabas de mostrar al lector?
Supongo que varias cosas, aunque cuando escribes  aflora una parte  de ti de la que no eres del todo consciente y que también juega su papel.
La primera, que el fanatismo en este caso religioso conduce a la perversión y es capaz de justificar las cosas más abominables. También quería mostrar que el enemigo más temible es aquel  en quien no se cree, por la ventaja que ello le da. En nuestro mundo actual, que adora las cifras, la razón y los experimentos, no existe lo que no se puede cuantificar, medir o pesar, pero yo creo que la ciencia no tiene respuesta para todo y que, creamos en ello o no, hay muchas más cosas a nuestro alrededor de las que podemos ver. Por último queda claro que, como en tantos otros casos, el origen del mal que se genera tiene la mano del hombre detrás.

El Jardín del Edén tiene un final que puede resultar controvertido, ¿por qué decidiste cerrarlo así?
Es cierto que el final ha suscitado cierta controversia entre algunos lectores, pero para mí es más importante  la actitud del protagonista, que el desenlace en sí. Creo sinceramente que es el final que pedía la historia, el que muestra con mayor rotundidad todo lo que yo quería expresar.

La locura es parte del ambiente, hasta tal punto que no sabemos qué es real y qué fruto de la imaginación febril del protagonista. ¿Por qué esta doble realidad?
Es algo que me he esforzado en transmitir y perfilar durante todas sus páginas, porque una amenaza que uno siente tan real y vívida, pero que es inexistente para los demás, resulta doblemente inquietante.
También porque, hasta cierto punto, todos vivimos en nuestro mundo particular, todos tenemos rarezas, manías, intuiciones… que no nos atrevemos a confesar, por miedo a traspasar, para la sociedad, esa fina barrera que a veces separa a los cuerdos de los locos.

La tortura es uno de los temas que tocas en la novela; la tortura emocional y psicológica. Llegas a mencionar los experimentos de Pavlov. ¿Deseabas representar nuestra sociedad y cómo nos controlan a través de seres aparentemente inocentes? ¿Cuál era tu intención?
Mi intención era mostrar que, al igual que el ser humano puede condicionar e incluso destruir psicológicamente a unos animales perros, en el caso de Pavlov a través de los mecanismos adecuados, puede intentarse lo mismo con un ser humano, introduciendo en su vida aparentemente libre los estímulos pertinentes cada cierto tiempo. Puede parecernos más cruel al tratarse de una persona, pero sólo visto desde nuestro punto de vista. 
¿En qué estás trabajando ahora?
En unos cuentos sobre las diferencias vitales y la manera de ver el mundo del hombre de campo y el urbanita.

¿Qué estás leyendo ahora?
Mortal y rosa, de Francisco Umbral.

¿Nos recomiendas algún título?
Cuentos completos, de Flannery O’Connor.

Isabel del Río, Julio 2019

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