TÍTULO: ReliquiasAUTORA: Ana Martínez Castillo
EDITORIAL: Eolas
SINOPSIS
Reliquias,
el primer libro de cuentos de Ana Martínez Castillo, es una colección de miedos
atávicos que nos acompañan desde siempre. Todos los personajes cargan con su
propio miedo y es ese miedo el que les obliga a actuar, con frecuencia de forma
absurda o irracional para un observador externo de la trama, pero siguiendo las
leyes propias de una lógica interna que la autora es capaz de urdir hábilmente
en muchos de los cuentos.
Ana
Martínez Castillo nos hace creer en esos seres atormentados, viles o inocentes,
ridículos o heroicos gracias a la soltura con la que es capaz de utilizar un
lenguaje limpio y directo que combina a ratos con un registro cuidado en la
elaboración de imágenes bellísimas, muy sensoriales, cuando la descripción de
una atmósfera o un personaje así lo requiere.
No
existen límites en su exploración del miedo literario. La autora toma prestadas
referencias muy diversas y se adentra en devastadoras sociedades distópicas,
herederas de Bradbury, en los interiores sombríos del gótico victoriano, en la
plasticidad escatológica del cómic o en el absurdo contemporáneo basado en el
miedo existencial a la alienación del individuo que inauguró Kafka. Podría
decirse que todos los órganos de lo fantástico coinciden sin desafinar en el
cuerpo textual de Reliquias, porque todos, en realidad, remiten a una verdad
inapelable: el ser humano siempre tendrá una historia que contar mientras
cargue con el miedo, una pulsión que vamos heredando de nuestros antepasados
como una trágica joya de familia. Como una reliquia que nos espanta y nos
fascina sin que podamos evitarlo.
https://www.eolasediciones.es/catalogo/coleccion-las-puertas-de-lo-posible/reliquias/
OPINIÓN
«Podéis desordenar estas palabras si
queréis, pero aquí, aquí y ahora, están el cielo y la mano y la turbia oquedad
de la boca.» De lo Terrible, Chamán Ediciones.
Es
curioso como a veces conoces algunas almas afines sin saber siquiera que son
ellas. Eso me sucedió con Ana Martínez Castillo, autora a la que conocí en
persona en la Hispacon 2019 y enseguida sentí ese cosquilleo de los gustos
afines.
Compartimos
whatsapps sobre nuestras rarezas y empezamos a hablar, pero no fue hasta
sumergirme en la lectura que entendí que ya la conocía, pues había leído Cómo cocinar princesas —ilustrado que me
fascinó y recomendé un montón en la librería—, y en su imaginario vi reflejadas
muchas de mis fascinaciones y de mis miedos.
Al
adentrarme en su poesía, con su último libro De lo Terrible, de mano de Chamán Ediciones, se me puso la piel de
gallina. E inevitablemente, pues en la obra de Ana las historias, los temas y
los terrores, se persiguen de libro a libro, de página en página, Reliquias, libro de relatos publicado
con Eolas Ediciones, que comentamos en el Club de Lectura Un té con Damas
Oscuras, no podía ser menos.
«La lluvia hacía incómoda y desesperante la
ciudad. Pero ella tenía el candelabro, y podía contemplarlo una y otra vez,
observarlo toda la tarde y toda la noche si quería, mirarlo como se mira a una
niña muerta, sin tener suficiente voluntad para apartar los ojos un instante.»
Lenguaje
poético y metáforas cargadas de ironía, melancolía y dolor. Distopías que nos
recuerdan a un Bradbury enamorado de Poe. Se trata de una autora con aires
góticos y un imaginario plagado de fantasmas y mundos futuros.
En uno
de sus relatos, Paciencia, el Cazador
de Caperucita es en realidad el Lobo, y un giro final y retorcido nos roba una
sonrisa macabra, pues hay cosas en los bosques que sólo salen de noche.
«(…) aquello ya no era el pueblo, era la
región de las niñas solas.»
Los
niños son tratados como la imagen de la inocencia, pero también como la semilla
y la carne del terror, una metáfora de lo que se esconde, de lo que todavía no
es y de lo que fue, siempre con manitas y dientes pequeños.
Tabúes
y crítica social se mezclan en escenas escalofriantes y, a veces, repugnantes,
protagonizadas por espantajos que creen ser héroes o similares. En sus
historias podemos encontrar referencias literarias, desde los cuentos clásicos,
a Poe y Goethe.
Miedos
compartidos que se gestan en el inconsciente colectivo: la oscuridad, la muerte
y lo que hay más allá, el bosque y el fracaso, el horror de una vida adulta que
no valga la pena, el terror a no ser nada.
Imágenes
reconocidas, realidades irónicas que se mofan en nuestra cara con cierto crujir
de huesos y fru-fru de mortajas. Relatos
que te hacen observar tu propia vida por las relaciones y casualidades, por ese
"y si" escalofriante de “podría ser el vecino o incluso pasarme a mí”.
La
locura inherente al ser humano, la enfermedad de nuestro mundo…, el fantasma de
esta época se mezcla con paisajes de Marte, que entre fiebres reniegan de una
cultura terráquea enterrada viva. Como en Hacia
el atardecer, relato en que un Drácula marciano siembra el terror en el
conquistador que se cree a salvo. En él subyacen la aversión a la enfermedad y
a los insectos, a lo extraño, a la descomposición y lo que se mueve bajo tierra
y en las aguas estancadas.
Ana
permite una nueva mirada al monstruo, una de adentro hacia afuera, que puede
gustarnos o causarnos desasosiego y nausea, pero que, sin duda, esgrime el
pensamiento de la criatura atormentada desde un sólo punto de vista: el del
vivo, el cuerdo, la sociedad "sana". Puede traernos aromas a Soy Leyenda de Richard Matheson, pero
con no-muertos que creen en el juicio y la resurrección divinas.
Anna es
capaz de crear inicios que te revuelven, como en El Nido, relato basado en una historia real y donde la locura, que
pasa de generación en generación a causa del dolor y del odio, provoca que la
adolescencia sea vista como algo diabólico, como algo infecto que se ha de
extirpar; porque las palabras y las miradas duelen y atraen el recuerdo de lo
que fue. El exorcismo y el fanatismo del ignorante.
«Y estaba ahí anudada, y estaba en los
húmedos tejados de Morar, estaba y sabíamos que el paisaje germina de un racimo
de ojos, que danzan las viejas en las esquinas, que jamás íbamos a ensayar la
incertidumbre, ni el simulacro de saberse cansados de la vida.»
Autora
recomendada a aquellos que gusten del escalofrío y no teman a leer cuando ha
anochecido.
Isabel del Río, Enero 2021
https://www.laodiseadelcuentista.blogspot.com